Reflexión de fin de año
- cristinacayuela
- 31 dic 2018
- 2 Min. de lectura
El año se acaba y empieza otro, como siempre. Un mes antes, como si en vez de acabarse el año se acabara el mundo, empezamos a comprar y a comer de manera compulsiva. Nuestra ambición material llama a la puerta, agazapada el resto del año para surgir de repente a principios de diciembre, como si estuviera esperando a que pasemos por delante para echarse sobre nosotros. Pero hacemos algo más de manera compulsiva. Nos entran ganas de reunirnos con gente que durante el resto del año no vemos, como si tuviéramos cargo de conciencia de haberlos ignorado hasta ahora y necesitáramos retomar por unos días el contacto con ellos. Los whatsapp se llenan de besos y abrazos como nunca antes los habíamos mandado, con nuestros mejores deseos y con mensajes de paz y amor. "Tenemos que hacer algo por vernos en cuanto acaben las fiestas" es algo muy común de escuchar o leer en los mensajes. Seguro que se dice con buena intención, pero la mayoría de las veces no se cumple. Buenas intenciones y buenos deseos que se diluyen con el tiempo. Así que yo hago una reflexión que lanzo como sugerencia: vamos a mantener la Navidad en nuestras relaciones durante todo el año. Quedemos con nuestros amigos, tengamos la ilusión de verlos, reunámonos con nuestras familias. No esperemos 365 días a enviarles buenos deseos, besos, abrazos y mensajes cargados de cariño. Que perciban más a menudo que los queremos, que nos importan sus vidas, que estamos ahí. Que no se quede sólo en un periodo corto de tiempo. Demos calidad a nuestras relaciones personales, nos dará muchas satisfacciones. Lo material pasa, lo emocional perdura.
Feliz 2019

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