Positivismo= Oportunidad

Para emprender cualquier proyecto en la vida, sea de la índole que sea, es necesario, imprescindible diría yo, tener una actitud positiva hacia nuestro nuevo propósito. Esta actitud nos va a dar impulso para llevar adelante todas las ideas que se nos ocurra y desarrollarlas en un marco de ilusión y trabajo. La dedicación a él no será una carga. El esfuerzo merecerá la pena por lo que el ímpetu por hacer las cosas bien tendrá como recompensa el buen resultado del propósito. Cada punto de vista positivo será un paso al frente, con ganas de seguir dando pasos adelante, sin dejar que el hastío o el desasosiego entre en nuestra mente. Esto haría que ante cada adversidad surja el desaliento y aparezcan las ganas de abandonar el proyecto cuando a lo mejor sólo hay que cambiar el punto de vista sobre aquello que nos limita. Porque no siempre las cosas salen bien. Hay factores externos que dificultan nuestro trabajo y el abatimiento, unido muchas veces al cansancio, puede hacernos tomar la decisión de dejarlo todo y abandonar aquello que con tanta ilusión hemos comenzado. En estos momentos el positivismo juega un papel importante para tener el coraje de no venirnos abajo, de ver la forma de resolver los problemas. Y si las dificultades son tan grandes que no hace posible llevar a cabo nuestra idea, debemos aprovechar todo lo aprendido, fijarnos en los errores cometidos para no volver a caer en ellos. El lógico desánimo inicial no debe dejarnos huella, sino que hay que volverse a levantar y ponerse manos a la obra para darle un nuevo rumbo o una nueva perspectiva a la producción iniciada. El positivismo se contagia, atrae la de los que nos acompañan. Es una puerta abierta a la esperanza, a ver más allá. Da alas al atrevimiento y a tomar decisiones valientes que nos ofrezca nuevas oportunidades. El positivismo es una invitación al éxito.