LOS QUE YA NO ESTÁN

Ayer fue un día de recuerdo a los que no están con nosotros. Los que nos acompañaron y ya no están. Para los creyentes es un tránsito, para los que no, un punto y final. Sea cual sea nuestra interpretación de la muerte, el sentimiento de pérdida es común en todos nosotros. Pena de no poder seguir compartiendo momentos de nuestra vida, de no tener su presencia, de no poder disfrutar de su compañía. En ocasiones surge el sentimiento de no haber dicho todo lo que le queríamos, de no haber disfrutado de ellos todo lo que podíamos, de habernos dejado cosas en el tintero. Es un sentimiento de culpa de no haber hecho más. No te tortures con esos pensamientos porque seguramente esa no fue su percepción. Recuerda los momentos vividos, los que os unió, los que os hizo felices. Quédate con las veces que le hiciste feliz diciendo que le querías, o que sin decírselo se lo demostraste. Los momentos que le acompañaste en su dolor y te alegraste por sus logros. Las veces que os enfadasteis y os reconciliasteis. Que permanezca en tu memoria lo bueno vivido, porque eso es lo que habrá quedado en él. El mejor homenaje que podemos hacer a alguien que ya no está es tenerlo presente en nuestras vidas, recordar los buenos momentos compartidos. Que su memoria sea motivo de serenidad y de gozo. Ellos se lo merecen.